Los destrozos vandálicos realizados en la ciudad de Barcelona el día de la huelga del 29 de Marzo han costado 500.000 euros. Ha quedado comprobado por la propia policía que, sus actores, no han sido sindicalistas, ni miembros de ningún colectivo juvenil formal. De hecho, las pruebas, las formas, evidencian que esos encapuchados son miembros de una guerrilla europea (la mayoría eran de otros países) que se dedican a provocar éstos destrozos y éstos actos desmesurados y vandálicos.
Como el destrozo ha sido en Barcelona, al fin, tanto la Generalitat de Cataluña como el Gobierno Central van a tomar medidas, y, a partir de ahora, éstos malhechores, que, gozaban de inmunidad, porque si no habían suficientes pruebas de sus actos, los jueces los dejaban en libertad en menos de 24 horas; van a ser tratados igual que los terroristas de la kaleborroka; aplicando el peso de la Ley sobre ellos con toda la dureza que la misma permite; es decir, tres años de cárcel. En Euskadi cuando esto se aprobó inmediatamente los actos vandálicos terminaron. Esperemos que, al fin, esto signifique el fin de estos desmanes.
Los periodistas internacionales en vez de transmitir la seriedad con que se realizaron las Manifestaciones en la tarde del 29, transmitieron la guerrilla de orden público que éstos individuos organizaron. Y España dió una imagen similar a la que organizaron los griegos. Europa y el Mundo pensaron que aquí estamos igual que en los países del norte de África. Y, al menos, por ahora, eso no es así.
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